Hoy nos vendría bien salir temprano, por una vez, ya que ayer no completamos la etapa prevista y hoy tendremos unos cuantos km. extra. Pero al encontrarnos con el espectacular desayuno que nos han preparado nuestros planes se vienen abajo: no podremos terminar con todo esto en 10 minutos. Así que brindamos por la hospitalidad portuguesa y rendimos el merecido homenaje a nuestros anfitriones.
A la salida del pueblo el camino pasa entre unos edificios y unos corrales donde estaban recogiendo a unas ovejas. Los perros de los pastores salen a nuestro encuentro y al pobre Juan que iba delante le atacan tres perros por la derecha y otros tres por la izquierda. Creo que en su vida ha hecho un sprint como el de esa mañana. El camino terminaba en la carretera, con lo que en un momento tenía que vigilar a los seis perros y a los coches que pudieran venir por cada lado, y desde entonces se le conoce por el Dioni. A base de echar agua a los perros que nos atacaban, y los gritos y patadas que les pegaban sus dueños, los demás conseguimos pasar con menos apuros.
Tras la reparación oportuna todos queremos recuperar el tiempo perdido. El camino es cuesta abajo y empiezo a rodar a buen ritmo, hasta que me advierten de que me he pasado un desvío. Desandamos lo andado y decido ponerme al final para no volver a perderme. Como en los mejores finales de las rutas de los domingos, por delante empiezan a acelerar llegando a rodar por encima de los 30 km/h. Y así llegamos al último cruce de la aventura. Y como los vaqueros del legendario oeste pedaleamos hacia la puesta del sol teniendo ya a la vista el final de la etapa y de la ruta. Satisfechos, tras los abrazos de rigor, nos hacemos una foto donde hace 8 días comenzábamos la aventura. Entre ambas fotos hay 8 días, 588 km. casi 12.000 metros de desnivel acumulado y 50 horas de pedaleo.
Cuando llegamos al hotel nos sentimos orgullosos de la aventura que hemos realizado. El cansancio acumulado ha desaparecido ante la alegría de haber terminado con éxito esta gran ruta. La ilusión e incertidumbre de los días previos a empezar han dado paso a la satisfacción y la experiencia vivida. Con la idea de volver a realizar otra aventura parecida lo antes posible regresamos a casa.
Hoy, como todos los días, tenemos la esperanza de comenzar a andar en bici temprano y para ello nos levantamos a las 07:30;tenemos preparado como desayuno, aparte de todo lo que nos habían traído los amables dueños de la casa (leche, cola-cao, café,pan para hacer tostadas, mermelada, galletas etc), los espaguetis con sardinas que habían sobrado de la cena la noche anterior; yo no los probé (demasiado sabor a pescado de buena mañana), pero alguno se “metió” dos platos (supongo que por si no podíamos comer por el camino).
Son más de las 09:00 y todavía tenemos que, como de costumbre, darles un repaso a las bicis y colocar las alforjas; en esta ocasión el que tiene un pinchazo soy yo;mientras lo reparo, Jorge y Diego aprovechan para colocar mejor la parrilla rota el día anterior y para ello utilizan unos corchos metidos en una manguera y unas bridas anchas (no dará ningún problema a partir de esta reparación); antes de salir de la casa le colocamos a Diego un bidón con Isostar Riojano que también había sobrado la noche anterior.
Son las 10:15 y todavía nos queda por visitar “las piedras”(como dice Juan), ya que la noche anterior nos habíamos entretenido por los caminos antes de llegar al pueblo y se nos hizo un poco tarde.
Avanzamos cuesta abajo hacia Figueiro da Serra por una calzada medievalcon sus piedras y pequeños escalones que amenizan estos primeros kilómetros de nuestro séptimo día, continuamos hacia Carrapichana, alternando caminos y pistas de tierra en bastante buen estado y que transcurren cruzando varios riachuelos, vamos deprisa y sin ningún tipo de problemas ni interrupciones , atravesamos Mesquitela y Vila Soeiro do Chao; hemos recorrido 14 kilómetros sin enterarnos, si no pasa nada, hoy llegaremos pronto y podremos visitar el pueblo con toda tranquilidad (¡que no nos pase nada!).
Ahora solo tenemos que cruzar el río Mondego , pasar por debajo de la autopista y dirigirnos en línea recta hacia Muxagata; pero después de avanzar unos pocos kilómetros por la orilla nos encontramos en uncamino sin salida; el track que lleva Juan continuaría recto (pero no hay salida); el roadbook de Jorge le indica que el paso está más atrás (1kmt .) y el track que llevo yo me “dice” que tenemos que subir por una pista que sale a nuestra derecha 100mts. mas atras pero alejandonos del río despues de deliverar un rato y no querer hacerle caso a Jorge, decidimos seguir el track que llevo yo, ya que, supuestamente, no es algo que se haya hecho sobre el mapa sino sobre el terreno.
Subimos a una carretera comarcal para poco después volver a bajar a la orilla del río y encontrarnos sin salida y sin ningún puente que atravesar; otra vez para arriba, a la carretera decididos a seguir por ella hasta atravesar el río y la autopista por encima, ya que vemos donde acaba; entonces advertimos un puente debajo de unas casas y decidimos ir por él; en este momento ya voy otra vez por donde me marca el track, pero nos estamos alejando mucho del pueblo al que tenemos que llegar; no hemos encontrado el paso del Gr pero lo que si hemos visto es el basculante del amortiguador trasero de Diego partido en una de sus barras que sujetan el amortiguador.
Una vez que hemos decidido seguir el track y aunque Jorge está seguro que elcamino que bordea la autopista nos llevaría a Muxagata, no nos arriesgamos y continuamos por unos caminos en continuo sube-baja muy duros hasta encontrarnos con las marcas del GR22.
¡Hemos perdido 1hora y media! con este pequeño despiste pero por fin llegamos a Muxagataa las 15:00 después de haber recorrido, solamente 28Kmt.
Comemos en el bar-tienda, que encontramos en el pueblo, a base de ensaladas de lata, patatas fritas, embutidos y emparedados con sus correspondientes cervezas y refrescos.
Salimos dirección Aldeia Nova, alternando trozos de carretera con caminos y pistas en buen estado que atraviesan el río en varias ocasiones, pasado el pueblo nos metemos por un camino que nos llevará a Venda do Cepo y aquí tenemos otro pequeño despiste pero en esta ocasión Jorge no nos deja decidir y nos “obliga” a seguirlo; por supuesto que acierta de lleno; vamos subiendo por una pista con mucha inclinación y alguna piedra en el suelo; este terreno no es muy propicio para las cualidades de Juan pero por una vez , y sin que sirva de precedente, llega primero a la cima sin haber echado pie a tierra (o eso dice jejeje), seguidos Jorge, Jesús, yo y Diego casi juntos.
Continuamos en incesantes toboganes; en uno de ellos Diego vuelve a pinchar, lo que aprovechamos los demás para descansar un poco, protegidos del viento que se ha levantado; una vez reparado decidimos pernoctar en el primer pueblo que atravesemospero no tenemos suerteya que Moreirinhas es pequeñísimo; realizamos un sprint de 6kmt. hasta llegar a Rabaçal; en principio parece un pueblo tan pequeño y desolado como el anterior; Jesús , como siempre, va decidido a encontrar alojamiento y consigue que un chiquillo nos lleve con su bici (sin cámara ni cubiertas, con el manillar para un lado y la rueda para otro etc )hasta una casa rural; bueno, mejor dicho un “palacio medieval”.
Es casi de noche y enel alojamiento no dan cenas; nos comenta que a eso de 1kmt, saliendo a la carretera general, encontraremos un restaurante pero que si vamos tarde habrán cerrado, así que Jesús y yo vamos directos hacia allí para reservar mientras los demás se quedan preparándose.
Al menos tenemos 3kilómetros hasta llegar al bar de carretera y se está haciendo de noche por lo que tenemos que ir rápidos; llegamos y esta vacio a excepción del dueño y su hija que parece van a cerrar; Jesús se encarga de reservar para una hora después un plato de pasta, ensaladas y filetes de lomo (que incluso repetiríamos).
Volvemos; ya están las habitaciones repartidas y nos arreglamos sin dilación para ir hacia ellugar de la cena pero antes de salir tenemos un encuentro muy particular, de él salió nuestro grito de guerra uuhhh, uuhhh, jejeje.
Es la primera vez que tenemos que usar los frontales ya que es totalmente de noche; no tenemos ningún percance, cenamos fenomenalmente y encima muy barato.
Recordaremos el alojamiento como el mejor de toda nuestra aventura.
Hoy hemos realizado, 10kmt. menos de los previstos, así que mañana tendremos que hacerlos de mas, aunque poco importa ya que es la última etapa.